viernes, 5 de agosto de 2011

Antes de conocerte,
soñaba con verdades vestidas de color rosa
con marines que llegaban a buen puerto con su almohada
con mariposas en las manos de los niños
con los ojos del amor en mi mirada.
Soñaba con el perdón y con el olvido
con querer siempre y más lo mismo
con el agua golpeando las ventanas
con el sol amaneciendo en las persianas.
Soñaba con el mar en las postales
con la cárcel de la piel aterciopelada
con ser siempre fiel a un corazón
con tenerlo todo a cambio de nada.
Soñaba siempre, soñaba
con los sueños de las mujeres torpes,
con los cuentos de princesas de hadas;
con un don nadie, que seguro, no me amaba.
Ahora que te amo y que conozco
de que están hechas tus verdades;
que los sueños son reales y profundos
y que tus manos están llenas de bondades.
Que de mi vientre brotaran tus hijos
como racimos del amor del bueno;
sé que lo magia es otra cosa
sin pócimas, ni recetas, ni duelos.
Que sin quererlo he conseguido
amar a tu alma más que a otra cosa;
sin perseguir arena en el desierto
ni peces en el mar de las derrotas.
Porque sin amarte ya sabía
que al amarte me amarías enamorado,
y que una rosa seria una rosa sin metáforas
y que este amor seria el amor que había soñado.

jueves, 30 de junio de 2011

Nosotros

Sin haber encontrado la palabra adecuada, ni los motivos perfectos, ni la complicidad necesaria, ni los hábitos directos, ni las costumbres bien sanas, ni los reales derechos, ni las pociones que parecen mágicas, ni los derrames con techo, ni las frases que unen, ni las señales que marcan, ni los conflictos que mueren, ni las gratitudes que abrazan, ni los escandalosos adioses, ni las calurosas bienvenidas, ni las cortinas de humo, ni las buenas compañías, ni los peros y cómos, ni los cuentos con rima, ni las canciones de amor o un poeta que lo escriba...

Me enamore del cielo , de la luz , de los mares, de los desiertos, de los árboles, del pan nuestro de cada día, de la mesa sin mantel, de la sal, el azúcar, el mate, la leche, nuestro hijo en el vientre, nuestro hijo en la vida, del nosotros a veces sin nosotros, de la palabra amor en tu mirada y la mía.

sábado, 30 de abril de 2011

Pude

Pude haberme sentado a la mesa con mis enemigos, comido de sus platos, de sus fuentes bebidos.
Puede haber sido perversa y mala por momentos, no haber tenido piedad por nosotros ni los distintos.
Pude no haber podido muchas cosas que otros si pudieron en contra mío.
Pude no prenderle fuego, pero ahogarme en los gritos.
Pude no ser la diferencia entre miles y ser idéntica como un prototipo.
Pude reírme falsamente, pude ser histérica y sin la moral de lo prescripto.
Pude amar a hombres ajenos, ajenos a elegirme en libertad y espíritu.
Pude amar a hombres solos, con sus esposas e hijos.
Pude amar a un don nadie y aun así haber sufrido.
Pude callarme las veces que quise y que debí decirlo.
Pude matar el alma, el cuerpo, los pensamientos, los buenos ratos con mi caos prolijo.
Pude acaso, pude sentirme celestial haciendo meditación respirando cortito.
Pude sí, pude, hacerme la estúpida y no ceder ni un poquito.
Pude claro que pude. Fui mentira de la carne, fui un espejo del paraíso.
Pude y fui un territorio sin alambrado ni testigos.
Pude creer que me moría cuando vi que no estabas conmigo.
Pude haberme sentado a la mesa de mis enemigos, comido y bebido de sus arcas, disfrutado de sus mieles y sus vinos, ultrajando mi pensamiento y usando su piel como abrigo.
Pude claro que pude, mi amor no debió ser diferente al de otros.
Pude amar hasta el cansancio, sin amor correspondido.

miércoles, 16 de marzo de 2011

En guaraní...

Mi abuela contaba de su río, de su cielo,
de su mar de cosas meciéndose entre sueños.
Le hablaba en guaraní a mi padre
y él todavía lo repite con lágrimas en los ojos.
Sé de dónde vengo,
aunque seguro mi alma tuvo miles de destinos…
pero mi abuela me tiene presa
en el recuerdo de su río.
Y cuando me paro a contemplar
el Paraná que va despacito
vacilante en su curso de agua marrón
la tarde me da silencios que respiro,
y palabras en guaraní que nunca he oído
me abrazan y me llenan los ojos de amor,
como a mi padre.

sábado, 19 de febrero de 2011

No es tu pecho dormido,
como duerme el cielo en el infinito.
Ni tu voz profunda
reclamando un beso.
Ni tu mano en mi cintura.
O tu olor en mi cuerpo.
No. No es nada de eso.
Es saber exactamente
de que estas hecho.
De que madera son tus raíces.
De que parte de la tierra,
son tus matices.
Es saber exactamente,
que sos el amor verdadero.