sábado, 30 de abril de 2011

Pude

Pude haberme sentado a la mesa con mis enemigos, comido de sus platos, de sus fuentes bebidos.
Puede haber sido perversa y mala por momentos, no haber tenido piedad por nosotros ni los distintos.
Pude no haber podido muchas cosas que otros si pudieron en contra mío.
Pude no prenderle fuego, pero ahogarme en los gritos.
Pude no ser la diferencia entre miles y ser idéntica como un prototipo.
Pude reírme falsamente, pude ser histérica y sin la moral de lo prescripto.
Pude amar a hombres ajenos, ajenos a elegirme en libertad y espíritu.
Pude amar a hombres solos, con sus esposas e hijos.
Pude amar a un don nadie y aun así haber sufrido.
Pude callarme las veces que quise y que debí decirlo.
Pude matar el alma, el cuerpo, los pensamientos, los buenos ratos con mi caos prolijo.
Pude acaso, pude sentirme celestial haciendo meditación respirando cortito.
Pude sí, pude, hacerme la estúpida y no ceder ni un poquito.
Pude claro que pude. Fui mentira de la carne, fui un espejo del paraíso.
Pude y fui un territorio sin alambrado ni testigos.
Pude creer que me moría cuando vi que no estabas conmigo.
Pude haberme sentado a la mesa de mis enemigos, comido y bebido de sus arcas, disfrutado de sus mieles y sus vinos, ultrajando mi pensamiento y usando su piel como abrigo.
Pude claro que pude, mi amor no debió ser diferente al de otros.
Pude amar hasta el cansancio, sin amor correspondido.