viernes, 5 de agosto de 2011

Antes de conocerte,
soñaba con verdades vestidas de color rosa
con marines que llegaban a buen puerto con su almohada
con mariposas en las manos de los niños
con los ojos del amor en mi mirada.
Soñaba con el perdón y con el olvido
con querer siempre y más lo mismo
con el agua golpeando las ventanas
con el sol amaneciendo en las persianas.
Soñaba con el mar en las postales
con la cárcel de la piel aterciopelada
con ser siempre fiel a un corazón
con tenerlo todo a cambio de nada.
Soñaba siempre, soñaba
con los sueños de las mujeres torpes,
con los cuentos de princesas de hadas;
con un don nadie, que seguro, no me amaba.
Ahora que te amo y que conozco
de que están hechas tus verdades;
que los sueños son reales y profundos
y que tus manos están llenas de bondades.
Que de mi vientre brotaran tus hijos
como racimos del amor del bueno;
sé que lo magia es otra cosa
sin pócimas, ni recetas, ni duelos.
Que sin quererlo he conseguido
amar a tu alma más que a otra cosa;
sin perseguir arena en el desierto
ni peces en el mar de las derrotas.
Porque sin amarte ya sabía
que al amarte me amarías enamorado,
y que una rosa seria una rosa sin metáforas
y que este amor seria el amor que había soñado.