domingo, 8 de noviembre de 2009

Los domingos

Estoy igual que vos, cada día es un paso en el que siento que no debería traicionarme.
En el que busco formulas, anexos, píldoras contra las cosas que creo que tendrían que pasarme.
Todos los días son la misma rutina inquebrantable, llena de residuos, de manchas, de análisis frívolos con sensaciones de progreso.
Pero estoy igual, estancada en un pensamiento constante ¿Qué debo hacer primero? ¿Qué decisión es la correcta y la más importante?
¿A donde tengo que irme para dejar todo lejos, o más cerca de mis planes?
Estoy en un proceso de cambio, yo tampoco quiero sentarme a mirar, ver pasar las cosas, sentir las distancias, anhelar pasados sin retorno, mirar todo por lo bajo… quiero hacer la revolución pero en mi cuerpo, en mis sentidos, en todo lo que poseo.
Quiero ser protagonista de mis peleas, la mujer enamorada que siento en mi pecho cuando recibe tus letras.
Quiero ser feliz, como tu orden de posdata.
Quiero hacer de buenas a primeras lo que te pido en mis cartas. No estar ausente, no sentir más culpa, no comerme la cabeza esperando detalles, no dormirme en los laureles, mirar francamente a mi destino. Renunciar a mi trabajo si es lo que deseo cada mañana e irme a vivir de artesana a Purmamarca, Tilcara o un valle de sierras altas de colores y casas bajas. Quisiera que todo esto te trajera conmigo, a mi silueta cuando duerme de noche o toma mate los domingos.
Estoy igual, escribiendo palabras que me salen sola con su rima, asaltan mi computadora para que te diga que te extrañan… Que de todos mis secretos sos la mejor de mis pasiones. Lo digo casi sin pensarlo (a dios) en mis oraciones.
Estoy igual es cierto, nada podría cambiarme esta tarde; ni un artículo que preparo, ni mentirme en las palabras, ni releer mil veces tu correo como loca, ni borrarlo para mañana ir a esconderme en otro abrazo.
Mis amigos me invitaron a una cena más tarde, ahora voy a guardar esta carta para enviarla cuando tome coraje…no sé de qué, de alguna cosa… te dije todo, siempre te dije todo y siempre me parece que hay algo que estropeo. Como te decía me voy a ir a duchar, planchar mi camisa, salir sin abrigo y voy a fingir que ya no duele tanto alguna cosa. Comer, reírme, llorar un rato y contarles que me escribió Rodrigo.
Entre tanta palabra que te digo y que me digo… lo único verdadero es que mañana con su otro día, siempre siempre trae como cómplice algún olvido…Y me olvidare quizás de estas palabras o les hare tremendamente algún colorido… o dejare de sentirme sola cuando quiero cruzar el mar para ir a abrazarte los domingos.

3 comentarios:

Ivanna dijo...

Se me agolpan muchas sensaciones. Algunas melancólicas, otras desesperantes, y son muchas más las que por alguna razón que no entiendo me dan coraje.
Tremendo Gaby.

Besito =)

María Gabriela Costigliolo dijo...

Ivanna. Muchas gracias por este comentario. Pero muchas gracias de verdad. Beoss para vos y abrazos.

Agus-tincho dijo...

Caí en este blog... ME encantó leerte, no hacen faltas rimas cuando el texto es sentido en todo su contexto.
Artesanías en Purmamarca, te acompaño, a aquellos pueblos de casas bajas que me enamoraron infinitamente. Un fuerte abrazo, pasaré seguido por acá.
Tincho.