sábado, 6 de marzo de 2010

En el Paraíso

Miro como clara la luna
se posa sobre mi pelo
y yo que era una
me convierto en miles
porque estas conmigo desde adentro.
La muerte no podría llevarse la luna si quisiera,
si por mi muerte dejaras de ver luna
y se convirtiera
en astro de luz prestada en el cielo
y no dictara la noche ni el destino de los océanos...
si sólo fuera un espejito,
un pedacito de queso colgado como de un péndulo…
si sólo fuera eso, seria igual nuestra y dadora de deseos…
yo la miro con mis manos sanas de lamentos...
porque te quiero.
Yo la miro y te veo…
¿Crees que la muerte se llevaría eso?
La muerte no podría llevarse eso si quisiera,
ni los besos que te guardo en mi tierna espera…
no podría irme yo,
sin regarlos por tu vida
con la inocencia con la que yo te quiero…
no, mi muerte no se llevaría esa quimera.
No podría la muerte callar lo que te he dicho,
porque estaría mi corazón alerta…
me muero a cada segundo pero estoy nula de fututo...
atemporal, indefinida, suspendida en las palabras que te escribo.
Mi amor te ha visto…
y la muerte no podría dejarme ciega
cerrándome los ojos,
no podría irme yo a la muerte,
si ya estoy por quererte
en el paraíso.

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